viernes, 22 de abril de 2011

SEMANA SANTA

DOMINGO DE RAMOS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!» 


Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles:
«Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédrnelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.»
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:
«Decid a la hija de Sión: "Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de burra".» 


Hoy celebramos lentrada de Jesús en Jerusalén, que manifiesta la venida del Reino en el Rey Mesías. Pero Jesús no conquista la ciudad por la violencia sino por la humildad y el amor. Por eso viene montado en burrito y esrecibido por los niños y los humildes de corazónSu reino no será impuesto sino que se inaugura con la Pascua de su Muerte y de su Resurrección. Quienes lo acepten por amor serán los miembros de su reino.



Isaías profetizó sobre siervo sufriente. Mateo interioriza sobre esos sufrimientos: abandono de los apóstoles; el silencio del Padre, absoluta soledad. La carga de todos los pecados de la humanidad asumida por Cristo. Sin embargo, desde la Cruz, reina como Señor de todo. Es claramente un reino no de este mundo. Es el reino del amor y quienes lo acepten vivirán con El para siempre.



San Mateo llama a Cristo repetidas veces “manso y humilde”, actitud, propia del Siervo. Subraya además cómo en la pasión se cumplen las Escrituras. Todo estaba predicho. Nada ocurre por casualidad. El plan del Padre se cumple. Y Cristo vive la Pasión en perfecta obediencia a la voluntad del Padre, «para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a su voluntad» 


Adán desobedeció la voluntad de Dios y nos trajo la ruina; Cristo obedece «hasta la muerte y muerte de cruz» y nos salva. En su obediencia al Padre y en su amor a los hombres está nuestra salvación. Esta salvación seguirá haciéndose presente hoy si nosotros abrimos el corazón a Jesús y prolongamos la entrega de Cristo, su obediencia al Padre y su amor a los hombres.




La Redención llevada a cabo por medio de la Cruz, ha vuelto a dar definitivamente al hombre la dignidad y el sentido de su existencia en el mundo, sentido que había perdido en gran medida a causa del pecado. Por esta razón la Redención se ha cumplido en el Misterio Pascual que a través de la Cruz y la Muerte conduce a la Resurrección” (Juan Pablo II).

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