miércoles, 15 de junio de 2011

JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE


¡¡Tu palabra es la esperanza

que buscamos tantas almas!!

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«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, 
entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora». El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec».  SALMO 109


Sólo el amor halló tal sacerdocio:
el vino de la copa ya no es vino,
el pan es hoy la entrega de su cuerpo,
y en su nombre consagran sus ministros.

No quiso recibir aquella unción
que hacía sacerdotes interinos;
no se purificó, no entró en el templo
con la san re de extraños sacrificios.

No vistió la esplendente vestidura,
puesto en cruz, sin honor y malherido;
ni dio la bendición con gesto augusto
desde el altar, muriendo entre bandidos.

El rito fue el amor y la obediencia,
la ofrenda fue la Pascua de sí mismo;
viviendo entre nosotros fue pontífice
y de sus días hizo su servicio.

Gloria a ti, Jesucristo, nuestro hermano,
que fuiste sacerdote compasivo;
intercede glorioso ante tu Padre,
con quien vives y reinas por los siglos. Amén.


Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Vosotros, que en otro tiempo no erais pueblo, sois ahora pueblo de Dios; vosotros que estabais excluidos de la misericordia, sois ahora objeto de la misericordia de Dios. 1 Pe 2, 9-10


Dios nuestro, que para gloria tuya y salvación de todos los hombres constituiste sumo y eterno sacerdote a tu Hijo, Jesucristo, concede a quienes él ha elegido como ministros suyos y administradores de sus sacramentos y de su Evangelio la gracia de ser fieles en el cumplimiento de su ministerio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.


Tenemos, pues, un gran sacerdote al frente de la casa de Dios. Acerquémonos, por lo tanto, con sinceridad de corazón, con plenitud de fe, purificados los corazones de toda mancha de que tengamos conciencia y lavado el cuerpo con agua pura.  Hebreos 10


Sacerdote del Señor ungidas tienes las manos en ellas llevas a Dios pan divino y soberano, manos consagradas y ungidas para santificar, para hacer cada dia el milagro de la Eucaristia. Hombres de valor, entregados y llamados a la causa de la salvacion. 


la palabra sacerdote se compone de sacer y dote "sacrum y dotado" que significa el que tiene el don de ofrecer el sacrificio 


Los labios del sacerdote han de guardar la sabiduria y de su boca ha de salir la doctrina, porque es un enviado de Yavé de los ejércitos. Mal 2, 7. 

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