JUEVES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
Jesús es el ungido del Señor, El es, en si mismo la buena noticia de los pobres, la liberación de los cautivos y la curación de los ciegos, cojos, sordos, mudos y la resurreccón de los muertos, en el se cumplen las palabras del profeta Isaías.
El Padre de los Cielos ha constituido a Jesús
sacerdote de la Alianza nueva y eterna y
Jesús, con amor de hermano, ha elegido a
hombres de entre el pueblo para que, por la
imposición de las manos, participen de su
sagrada misión. Estos elegidos y consagrados
somos nosotros, sus sacerdotes.
“Ellos renuevan en nombre de Cristo el sacrificio
de la redención
,
Preparan a tus hijos el banquete pascual,
Preparan a tus hijos el banquete pascual,
Presiden a tu pueblo santo en el amor,
Lo alimentan con tu palabra
Y lo fortalecen con los sacramentos.
Tus sacerdotes, al entregar su vida por ti
Y por la salvación de los hermanos,
Van configurándose a Cristo,
Y han de darte así testimonio constante de fidelidad
y amor”
Ustedes serán llamados Sacerdotes del Señor
ministros de nuestro Dios. Isaías 61, 6 y has
hecho de nosotros un reino de sacerdotes
para su Dios y Padre. Apocalipsis 1, 7
Institución de la Eucaristía
Jesús dijo: « Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre... el que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene una vida eterna... permanece en mi y yo en él » (Jn 6,51. 54.56).
La Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia su Iglesia y
todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por todas en la cruz
a su Padre; por medio de este sacrificio derrama las gracias de la salvación sobre su Cuerpo, que es la
Iglesia.
Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. Juan 13, 34
«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?
Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y
decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el
Maestro, os he lavado los pies, vosotros también
debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he
dado ejemplo, para que también vosotros hagáis
como yo he hecho con vosotros».
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