jueves, 28 de abril de 2011

CENA DEL SEÑOR



Este es el día en que se instituyó la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino. Cristo tuvo la Última Cena con sus apóstoles y por el gran amor que nos tiene, se quedó con nosotros en la Eucaristía, para guiarnos en el camino de la salvación. 
Todos estamos invitados a celebrar la cena instituida por Jesús. Esta noche santa, Cristo nos deja su Cuerpo y su Sangre. Revivamos este gran don y comprometámonos a servir a nuestros hermanos. 




Jesús  nos enseña a servir con humildad y de corazón a los demás. Este es el mejor camino para seguir a Jesús y para demostrarle nuestra fe en Él. Recordar que esta no es la única vez que Jesús nos habla acerca del servicio. Debemos procurar esta virtud para nuestra vida de todos los días. Vivir como servidores unos de otros.


 «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.» San Juan 13, 15



¿Cómo pagaré al Señor 
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. SALMO 115
 orden sacerdotal

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.Corintios (11,23-26):

 Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados; para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad; y por causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo. Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón. Hebreos 5, 1-5.


A ti, el mas inocente,
a ti el omnipotente,
a ti mi rey y señor,
mi Dios y salvador
te crucificaron.

Tus manos y pies clavaron
y tu lo aceptabas
mas no te basto con morir
sino que te quedaste aquí.

Bendita eucaristía,
bendito señor,
adoro tu cuerpo
que me entregaste por amor.
Bendita eucaristía,
bendito señor,
ya no soy yo quien vive,
eres tu quien vive en mi.

Yo quiero recibirte
tomarte y hacerte parte de mi
si eres mi Dios
presente en este pedazo de pan.

Bendita eucaristia,
bendito ho señor
adoro tu cuerpo
que me entregaste por amor.
Bendita eucaristia,
Bendito señor,
te consagro mi vida
y tuya es mi voz.


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